17 de mayo de 2009

Q.E.P.D.

Hoy, 17 de mayo de 2009, murió en Montevideo el escritor Uruguayo Mario Benedetti a la edad de 88 años.

Que en paz descanse el gran Maestro de las letras latinoamericanas.

7 de mayo de 2009

Post un poco quedado con hartas fotos

Por demanda popular, vuelvo a las andadas después de varios días de "desempache". Porque francamente ya me tenía bastante enfermo asqueado esto de las gripas, gripitas y gripotas.

No creo que valga la pena rememorar tooooooodo lo que nos han dicho las autoridades "competentes" de todos los ámbitos. Pero quiero compartir un poco de mi experiencia personal. Algunas cosas que me encontré en una rápida ojeada a la ciudad.

Empiezo por una aportación del buen Ezequiel. Probablemente ya todos la conozcan, pero me encanta. Y además va muy en relación con el chiste mamón de hace unos días.

Luego una aportación de mi señora madre:

Luego y gracias a Fherchosa, les dejo este genial aditamento por el cual podemos evitar la infección de nuestras amadísimas computadoras del tan famoso virus de influenza humana A(H1N1). Con eso podemos estar libres por un rato de el tema en nuestros blogs, mails, chats y demás utensilios de la vida en la web.

Ahora sí, la Crónica:
Esto es una historia verídica que le sucedió al cuñado del novio de la hija de mis papás hace tan solo un par de semanas.
Resulta que fui víctima de un secuestro no tan express por parte de mi madre que se levantó con la maravillosa (y no es sarcásmo) idea de llevarme de "chopin" al Wal-Mart, con la idea de ayudarme en mi raquítica economía de Pobresor. Pero no contabamos con la presencia de los histéricos histerizados que pululan por las calles de la Ciudad de México.
Comenzamos con el "Don" que histeriza esteriliza los carritos valiendose del infalible método de rociar cloro en el manubrio (¿o cómo se llamará?) del carrito del cliente en turno, pues está demostrado que bien vale la pena una buena quemada de cloro antes que ceder ante la recochina gripa. Claro que hay otros más inteligentes que no tardan en aplicar su propia técnica anti-contagio. Ejemplo:

Más adelante, continuamos el "tur" con tiguiricientos estantes atascados de limpiadores de toda clase. Desde el Maestro Limpio, hasta los de la reconocidísima marca de prestigio Great Value.

Luego, seguimos con el saqueado departamento de Frutas y Verduras. Más bien, con lo que quedaba del departamento de Frutas y Verduras.
Es impresionante que con eso de las "compras de pánico" la gente se peleaba hasta por un pepino (en serio, un pin** pepino). Los restos de la batalla no valían la pena. De plano no eran comestibles.
Después llegó mi momento favorito del recorrido: La Panaderia.

Resulta que dedidieron adoptar medidas drásticas para asegurar nuestra salud. Entiendase colocar todo el pan en protectores especiales contra virus A(H1N1)

Nótese que el precio es por pieza, no vaya usted a querer llevarse el contenedor

Y nos encontramos con las teleras y bolillos que tenían una protección "super spechal guan"

De plano bien aséptico el asunto.
Viene el momento de la monira que embolsa el pan en papel o plástico, "asegún". Observe, por favor, que la seño no trae guantes, como normalmente sería (aunque la clienta sí jeje) y en lugar de cofia tiene puesta una gorrita dominguera. Incluso la ví envolviendo el pan con las manos en lugar de las pinzas. Supongo que su línea de pensamiento sería algo como "pus si ya todo está tan limpio, pus que más da".

En los Mariscos el panorama era un poco más triste, pero más decoradito. Yo no confío mucho en los mariscos en general, pero estos de plano estaban mal mal. Creo que en la foto no se llega a apreciar el color camarón-pasado-de-una-semana que tenían y sin contarles del olor. Eso sí, muy acomodaditos en el carrusel marítimo, con sus pescadotes encima (por cierto ¿alguien sabe qué pescado es ese?)

Después de eso vienen los pasillos aburridos donde no pasa nada, solo que en esta ocasión ya no había nada y los estantes eran rellenados velozmente con productos "Greit Valiu".

En Carnicería, podíamos encontrar a este chavito que se acercaba con su tierna voz infantil, sus ojitos de perrito en vitrina y un monito de Wolverine (o Guepardo o Lobezno o incluso Glotón, como más les guste) a la voz de "no me ayuda a comprarme mi muñeco". A lo mejor yo soy una muy mala persona, pero no pude evitar reírme a carcajadas, recordando el comercial ese de "¿me lo compras? ¿me lo compras? ¿me lo compras?... ¡Mamá, mira lo que me compró la señora!"

El caso es que nos rondaba mientras tratabamos de llegar al jamón y al queso.

Llegar a las cajas fue luego una odisea. Yo recordaba lo que nos decían en el radio, la tele, los periódicos, el internet... de que debíamos evitar las aglomeraciones. Pues esto no es precisamente un ambiente con mucho espacio. Y como nos gana el espíritu de hormiguero, ya imaginaran a todos encimados en las filas pa' pagar.

Una vez que logré huir de ahí, no quise saber más del mundo y mucho menos de la gente y sus enfermedades. Entonces decidí irme con mis adorados primos a jugar Scrabble, Monopoly y Rummy hasta el amanecer... y más allá.

De camino a estos menesteres, me encontre en el Metrobús a esta señora que simplemente me fascinó.

La buena mujer tenía, muy obediente, su cubrebocas y su guante. Sí, su guante. Era solo uno: el de la mano derecha. Además, por alguna razón que no quise averiguar, utilizaba un discreto collarín que camuflajeaba con su mascada. Por debajo de la mascada, se asomaba una medallita de Nuestro Señor del Bajorrelieve, que vista desde el ángulo correcto mostraba la cara de Jebús en 3D (wow, lo que es la tecnología).

El conjunto incluía también una bolsita "de tigre", chalequito de rompevientos, lentes y, eso sí, tenis. si yo me viera en su situación, lo más probable es que también me dormiría. Solo espero no haber atacado a la querida maestra/ tía/ abuela/ madre de alguien por aquí.

Antes de que me ataquen los puritanos, no estaba yo invadiendo el área de "solo mujeres" como algunos suelen hacer. Me encontraba en la políticamente correcta zona de articulación.

Nuevamente, al finalizar tenemos la Reflexión final:

Debo aprender a colocar primero las imágenes antes de poner el texto, o a utilizar bien el blogger, porque cada foto colocada me deshacía el formato y terminé con cuatro fuentes distintas y dos espaciados.

Modo huraño on: También debo aprender a espaciar mis salidas al supermercado, comprar por internet o alimentarme solo de Prana. Modo huraño off. Aunque eso me haría perderme estas fascinantes estampas del folklore capitalino.

¿Ustedes qué opinan?